Margarito
Escudero Luis
Por fin muchas personas se dieron cuenta que en el tiradero
de Las Matas se cometió un crimen ecológico, por fin volvieron la vista hacia
ese monumento a la estupidez que durante dos décadas ha contaminado un cuerpo
de agua, sin que ninguna autoridad,
nacional o internacional pusiera atención.
En las fechas cuando hacen la finta por celebrar el Día Mundial
del Medio Ambiente o el Día Internacional del Agua, jamás se dignaron a
mencionar que el enorme basurero de Las Matas además de afear la entrada a
Minatitlán, representaba un verdadero peligro para la salud de miles de
ciudadanos.
Tampoco esos miles de ciudadanos se atrevieron a levantar
la voz para denunciar que un cuerpo de agua, la posible solución a los
problemas de abasto que siguen sin resolverse en la región, se contaminaba con
la anuencia de todas las autoridades.
Hoy que el daño está hecho, periodistas y políticos ponen
los ojos en ese foco de contaminación, continuando con la tonta tradición de
que, si lo dice el presidente, entonces hay que seguir la línea.
Dicen que es mejor tarde que nunca. Entonces alegrémonos
que por fin se cancelará el basurero de Las Matas, el problema es que ya no hay
donde ir a tirar la basura que surte aún a ese lugar, no se definen los métodos
a seguir para evitar que otro ecocidio se cometa.
De hecho, ya el pueblo de Chinameca puso el ejemplo a otros
ciudadanos para evitar que lleven contaminación a sus campos, aunque estos sean
propiedad privada, también afectan, contaminan y enferman a los vecinos.
La conciencia ecológica aún no llega a la sensibilidad de
políticos y ciudadanos, aún creemos que podemos llevar desperdicios lejos de
nosotros, pero cerca, muy cerca de otras personas.
La fácil salida para unos, representa un peligro para otros
y, de esa forma vamos contaminando poco a poco todo el entorno, con la falsa
creencia de que nos libramos de nuestros propios desperdicios.
Las Matas en un ejemplo de lo que ninguna autoridad debe
hacer, que basando la política únicamente en el dinero, se presentan crímenes
contra todos, contra la naturaleza y los humanos.
El delito cometido por las autoridades municipales de hace
20 años, no prescribe pues el daño continúa y deberían llamar a cuentas a la
comuna que presidió Ignacio Hernández Berrueco, autores intelectuales del ecocidio
que hoy avergüenza y escandaliza a los periodistas y políticos que hace 20 años
guardaron cómplice silencio.
Las Matas sigue ahí, matando la vida silvestre del pantano,
llenando de problemas a los alcaldes que no encuentran donde ir a dejar 400
toneladas de desperdicios humanos día con día, esperando encontrar a un tonto
que les permita contaminar su aire, sus espacios, su entorno, su vida.
Los oídos sordos de hace 20 años hoy reclaman soluciones,
cuando en aquel tiempo había propuestas no escuchadas pues representan un
fuerte gasto.
Jamás la salud de la gente ha importado, mucho menos la
conservación del medio ambiente.
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